lunes, 22 de marzo de 2010

EL MAL AJENO


Cuando uno acude al cine con la antesala promocional de una película catalogada de thriller sobrenatural no sabe a que atenerse puesto que como espectador se tiene que establecer un pacto de ficcionalidad lo suficientemente sólido como para que no termine resultando ajeno ese mal que subyace en las manos del protagonista. Por lo que sólo cabe dos resultados: el renacimiento del espectador suicida o el creyente cinéfilo dispuesto a profesar la biblia que se le presenta.
Entre tanto cine apocalíptico de los últimos años (y lo que vendrá por la fricción cada vez mayor entre fé y realidad), El mal ajeno nos invita a ahondar en la oscuridad de la naturaleza humana en un hombre de ciencia que inicia un camino paranormal hacia la fé.
Diego es un médico acostumbrado a manejar situaciones límite que le han llevado a ser inmune ante el dolor descolgándose de su vida familia. Una noche recibe un disparo que conllevará el descubrimiento de algo más que un trágico hecho que le empujará a tomar una decisión irreversible.
El mal ajeno estimula y entronca con el drama dibujado de los personajes del cine de M. Night Shyamalan con un tratamiento naturalista cercano al cine de su guionista -y también director- Daniel Sánchez Arévalo. Está dirigida por Oskar Santos que ha dirigido los cortos Torre (2000) y El soñador (2004), premiado en los Festivales de Sitges y Nueva York LaCinemaFe. Arropada por su productor Alejandro Amenábar, con una corta pero intensa carrera como director y guionista (Tesis, The others, Ágora).
En definitiva, dejen que la imposición de manos cure cualquier atisbo de muerte prematura de una película que despierta la fé del espectador que busca sin necesidad de encontrar respuestas.